Narración de los días en que los indígenas fueron acogidos en la UPS

UPS, miércoles 6 noviembre 2019
Estudiantes voluntarios ayudando a las personas que se encontraban heridas
Estudiantes voluntarios ayudando a las personas que se encontraban heridas

 

 

En la semana del 7 al 14 de octubre, el país vivió días de tensión y violencia nunca antes vista, que nos ha afectado a todos de diversa manera. En este contexto, acepté que la Universidad Politécnica Salesiana - Campus El Girón se transformara en una zona de paz y acogida humanitaria para comunidades indígenas que marchaban hacia Quito durante las jornadas de protesta social.

 
El lunes 7 de octubre recibimos pedidos de alojamiento de varias comunidades con las que tenemos relación debido a que son aquellas donde moran numerosos graduados de la Salesiana o porque realizamos allí proyectos de vinculación con la comunidad o por relaciones históricas de nuestra Universidad para con los pueblos y nacionalidades indígenas de la Sierra y el Oriente, principalmente. Por ello, consideré que era cuestión de reciprocidad el recibirlos en la universidad, tomando en cuenta el modelo pedagógico y los valores Salesianos que guían nuestra institución.

  
Luego de un balance más reposado al cabo de las jornadas de protesta, creo que la decisión tomada fue la correcta pues correspondía, como Universidad, el abrir nuestras puertas a quienes, bien lo sabíamos, venían a participar en el paro nacional, por sentirse afectados por decisiones de políticas públicas. La respuesta de la comunidad académica fue contundente y se convocaron más de 100 voluntarios por día, principalmente estudiantes, ex alumnos, docentes y administrativos de Universidad Politécnica Salesiana, pero no exclusivamente- que se hicieron presentes para gestionar eficazmente los ejes de acción de la acogida humanitaria: albergue, atención de salud, alimentación y condiciones sanitarias. De esa manera actuó un "nosotros" sólido y muy solidario del cual yo me siento muy orgulloso, y que tuvo resultados muy concretos.


En primer lugar, brindamos alojamiento, alimentación y cuidados de salud a un grupo variable, que al inicio fue de 700 personas y en su momento culminante llegó a ser de más de 4500 huéspedes, aproximadamente. Atendimos enfermos y heridos (más de 500 atenciones) que de otra manera hubieran quedado desprotegidos. Brindamos acogida a un estimado de 4000 personas por día (incluidos 50 niños/as y centenares de mujeres). Al final de las jornadas, Universidad Politécnica Salesiana, albergó a miembros de comunidades y organizaciones de Alausí, Simiátug, Riobamba, Ambato, Cotopaxi, Cayambe e Imbabura; y unos pocos miembros de comunidades de la costa (Awá) y de la Amazonía (Shuar y Kichwas amazónicos).


En la mañana del jueves 10 de octubre, los manifestantes tomaron un patrullero en la calle Mena Caamaño, que es la continuación de la Veintimilla hacia el Este. En un primer momento, el personal de la Universidad Católica, con su Rector a la cabeza logró regresar al policía que lo conducía, sano y salvo, a los suyos. Minutos después, algunos administrativos y trabajadores de la misma universidad rescataron a un teniente coronel de la policía que, por querer dialogar, terminó rodeado por una turba hostil. El personal de la Universidad Politécnica Salesiana, también contribuyó a calmar los ánimos durante dicho evento.


El segundo incidente ocurrió al anochecer del 12 de octubre. En la esquina de la 12 de octubre y Mena Camaño, se concentró un grupo de 96 policías, aproximadamente, mientras que a unos 80 metros al este, un grupo de 30 escuderos y 200 manifestantes se aprestaban a combatir. Valientes estudiantes de medicina, enfermería, fisioterapia y de otras facultades, más algunos ex alumnos, crearon dos filas de contención con pancartas que decían "Zona de paz y acogida humanitaria" ante cada grupo, mientras trabajadores y administrativos ayudaban al diálogo entre ambas partes. Al cabo de dos horas de alta tensión, los manifestantes se disolvieron, algunos ingresaron al albergue de la Universidad Politécnica Salesiana y la policía regresó a su base sin que se hubiera producido ningún enfrentamiento entre pueblo y pueblo.


En tercer lugar, el Rector y Vicerrector de la Universidad Politécnica Salesiana, contribuyeron, en conjunto con la Rectora de la Escuela Politécnica Nacional, el Rector de la Universidad Central del Ecuador y el Rector de la Universidad Católica al acercamiento de posiciones entre el gobierno y las organizaciones líderes del paro nacional. La Universidad Politécnica Salesiana, la Escuela Politécnica Nacional, la Universidad Central y la PUCE mantuvimos contactos, acudimos a las reuniones a las que nos convocaron, suscitamos otras, siempre con el fin de que los argumentos de una parte fueran escuchados por la otra. En todo momento estuvimos en permanente contacto con las Naciones Unidas, cuya tarea nos propusimos complementar. Prueba de nuestra neutralidad es que tanto el gobierno como algunas organizaciones indígenas nos llamaron en ocasiones difíciles para hacer pasar mensajes a la otra parte. A la inversa, ambas partes estuvieron muy abiertas a nuestros pedidos y reclamos cuando desbordaban nuestra capacidad de resolución.


Finalmente, en conjunto con el Municipio de Quito, hemos empezado a construir la ciudadela Universitaria "Campus Quito", esta nueva zona urbana, académica y cultural constituida por la cercanía física de nuestras tres universidades. Desde el primer día, acudí al Vicerrectorado de la Universidad politécnica Salesiana para solicitar consejos en el manejo de esta crisis. En los días siguientes, los 4 rectores mantuvimos posiciones conjuntas para el manejo de las crisis en su frente humanitario, comunicacional y de facilitación del diálogo. Salimos fortalecidos como universidades hermanas, dos públicas y dos particulares.

 
¿Estuvieron nuestros estudiantes y la misma universidad en riesgo? Sin duda, no hay que ocultarlo. Pero de nuestros docentes, personal administrativo y estudiantes nació un liderazgo muy sensato que redujo notablemente los riesgos. Nos mantuvimos concentrados en el coliseo y áreas cercanas, con brigadas médicas protegidas, principalmente en el arbolito en el ágora de la Casa de la Cultura, y sólo con esas intervenciones en la calle que he narrado. Pero en todo, los mejores cuidadores de los estudiantes fueron los mismos estudiantes, independientemente de sus facultades.

 
La universidad corrió y corre el riesgo de afectar su imagen, es verdad. Sin embargo, debemos preguntarnos qué imagen queremos mostrar y ante quien debemos quedar bien, cuando no podemos caer bien a todos. Por nuestra propia esencia, somos una universidad que apuesta muy alto por el servicio y la solidaridad, y cuyo propósito es formar jóvenes conscientes, competentes, compasivos y comprometidos. Con seguridad habrá incomprensiones en la misma comunidad universitaria y afuera, debido a la información escasa, la desinformación o por las diferencias de opiniones sobre las causas y razonabilidad del paro, el movimiento indígena, el gobierno y otros actores políticos, etc. Sin embargo, quedo convencido que actuamos conforme a nuestra identidad, misión y valores, y muy en consonancia con nuestra inspiración cristiana y tradición católica y salesiana de servicio a los excluidos y sectores populares de nuestro país, hoy en necesidad de reconciliación y recuperación.


Riesgos los hubo, pero evitamos el mayor de ellos; el quedar como universidad incoherente consigo misma, en medio de una crisis nacional. Infinitas gracias a todos quienes apoyaron la universidad con sus oraciones, pensamientos, donativos y de mil otras maneras. ¡Que Dios les pague!